Queridos mortales; Desde mi torre de sombras y espejos, os observo. Año tras año, al borde del calendario, os llenáis de promesas tan frágiles como el cristal que cruje en invierno. Decís querer cambiar, ser mejores, y la lista de vuestros propósitos vacíos surge como las estrellas fugaces, que brillan intensamente, pero pronto se desvanecen en la nada.
Os veo, con vuestras listas interminables: “Comer más sano”, “Hacer ejercicio”, “Ahorrar dinero”. Palabras, solo palabras, escritas con entusiasmo y olvidadas al primer obstáculo. ¿Creéis que no lo sé? Vuestros juramentos son juegos de humo, y vuestra voluntad, arena entre los dedos.
Hoy, os hablaré directamente, porque ya he visto esto demasiadas veces. No os engañéis más, pequeños mortales. Los propósitos no se sostienen con deseos vacíos, sino con actos constantes.
¡Ahhh, los propósitos de Año Nuevo!, esa maravillosa tradición donde todos decidimos reinventarnos… pero solo hasta el 15 de enero, o con suerte, hasta febrero. Cada año es lo mismo: vocecitas que escuchan mis oídos… !Este año será mi año!”, decís, mientras hacéis una lista interminable de metas que parecen más un desafío olímpico que un cambio real, listas de propósitos vacíos que siempre terminan igual.
Primero, el más cotizado, está el clásico: “Voy al gimnasio”. ¿Qué pasa en enero? Los gimnasios parecen un concierto de Zebra reguetón, llenos a reventar. Pero llega febrero, y de repente, los aparatos de pesas vuelven a estar más solitarios que un número primo. Es como si todos los músculos del mundo hubieran decidido tomarse vacaciones.
Luego viene el épico “Voy a comer sano”. Todo empieza bien, con tu carrito toda Barbie, lleno de verduras, quinoa, leche de soja, de avena, cúrcuma y productos con nombres impronunciables. Y luego están los que dicen que van a dejar el azúcar olvidado en la estantería de los libros exiliados. Pero, ¡ohh!, llega el viernes, y esa pizza con extra de cuatro quesos te llama como una sirena en alta mar. Y claro, ¿quién puede resistirse a las sirenas? ¿O en nuestro caso a Aquaman?
Ni hablar del propósito de “Dejar el móvil antes de dormir”. Esto suele durar… ¿Una noche? Porque, admitámoslo, ¿cómo vas a dormir sin antes hacer un recorrido completo por Instagram, Twitter, y esos vídeos tan monos de gatitos en YouTube y de perritos minis que misteriosamente duran horas y horas?
Y mi favorito personal, cuchirubia: “Ser más organizado”. Compras agendas, aplicaciones, marcadores de colores ¡hasta un tablón de corcho como las pelis del CSI, para planificar! Pero en Marzo ya estás usando la agenda para apoyar la taza de café, y el tablón tiene el mismo papelito que le pusiste el 2 de enero: “Empieza a organizarte”.
Os concederé mi hechizo, pero os advierto: no es la magia la que os hará cumplir vuestros sueños. Solo vosotros podéis darle forma.
La verdad es que los propósitos de Año Nuevo son como una relación amorosa intensa pero breve. Empiezan con pasión, pero termina en olvido. ¿Por qué? Porque intentamos cambiarlo todo de golpe, como si fuéramos superhéroes de Marvel con capa y todo. Y la realidad es que, para cumplir propósitos, no hace falta magia ni discursos motivacionales; hace falta constancia, aunque sea aburrida.
Así que este año, mi consejo es: Haz un solo propósito. Uno pequeño, que puedas realizar aunque estés perezoso. Porque, aceptémoslo, todos queremos mejorar… pero tampoco hace falta que parezca que estamos entrenando para salvar el mundo.
¡Feliz Año Nuevo y buena suerte con esa lista!
Escuchad mis palabras:
“Por el poder del Tiempo domino,
invoco constancia donde reina el olvido.
Que cada promesa sea raíz y no hoja, y que el viento no arrastre lo que ahora se forja.
Que la fuerza os guíe, no el capricho fugaz, y el esfuerzo sea vuestro amuleto de paz.
Yo os conjuro voluntad en vuestras vidas, que transforme sueños en metas cumplidas.”
Con este hechizo os marco, no para concederos facilidades, sino para recordaros que el cambio es un acto diario, no un brindis vacío. Si falláis, sabed que os estaré esperando. Me veréis aquí, de nuevo, el próximo año, con mis palabras listas para repetir, para que vuestra lista no acabe siendo una lista de propósitos vacíos.
Así os dejo, mortales. Mi magia está hecha, pero el resto depende de vosotros. Que el tiempo sea vuestro aliado… o vuestro juez.
La Hechicera Rubia
Hechicera rubia!! Me encantan tus opiniones, este de los propósitos es muy bueno, muy buena reflexión!! La gente siempre está igual con los propósitos del año que empieza, pero dejan olvidados los que se habían propuesto, siempre igual. En casa todos estamos de acuerdo con esta opinión, mucha verdad tienes, hechicera, y nosotros, para este año nuevo tenemos como gran proyecto debatiendo sobre todas tus reflexiones en el blog. Siempre tus fans!! 🥰
Querida Arancha, que esperas con paciencia cada palabra que dejo en este rincón encantado, quiero dedicarte mi más sincero agradecimiento. En un mundo tan lleno de ruidos y distracciones, saber que hay alguien aguardando mis reflexiones con el corazón abierto y el espíritu curioso es un verdadero honor.
Por ello, he preparado una pócima especial, no con calderos ni conjuros, sino con palabras que viajan directo al alma. Para ti y tu familia, aquí va mi receta de felicidad:
– Dos gotas de risas sinceras, esas que nacen de lo más profundo y contagian a quien las escucha.
– Un puñado de abrazos cálidos, que te envuelvan incluso en los días más fríos.
-Tres rayos de esperanza luminosa, por lo buena persona que eres.
– Una pizca de sueños compartidos, que alimenten la unión y la alegría en tu hogar.
Mézclalo todo en el cáliz invisible del cariño y distribúyelo con generosidad entre quienes amas.
Gracias por estar aquí, por leerme, y por ser parte de esta pequeña magia compartida.
La hechicera Rubia
Queridísima hechicera rubia,
Menos mal que hace tiempo rompí con todos estos tópicos y decidí ser como soy. “Ser especial” y no seguir estereotipos sociales, ni otras normas marcadas por el borreguismo y el consumismo. Y cierto…el tiempo es lo más valioso que tenemos en esta vida. Se acabó el malgastarlo.❤️❤️
🥰
Bien escrito, rubia!😉
Estimada hechicera rubia,
Recién entrado el año, el azar me ha regalado con encontrar tu blog, entre la miríada de sitios virtuales que acechan, seducen y condenan nuestra intimida a partes iguales. Hállome atrabiliado ante la contradicción de tu gracia. Una hechicera es por tradición y definición una mujer que realiza magia utilizando el poder de los espíritus malignos. Y no veo ápice de maldad en tus comentarios amenos, sencillos, originales y que provocan grandes dosis de tranquilidad a los espíritus inquietos, frágiles por no tener un norte espiritual que nos guíe a destinos seguros. Acaso ha sido un regate al diccionario, o en verdad pretendes acercarnos con tus encantos de cabellera de oro platino a una cueva donde habita el Minotauro? Eres el Polifemo que vas a comer a los argonautas? O vas a ser nuestro oráculo de Delfos do encontrar nuestra guía en tan proceloso mundo? Espero, impaciente, si en la disyuntiva encontrarás la mandrágora que nos transporte a los verdaderos hechizos de la brujería o, por contra, nos condenarás a buscar nuevos hechizos en sitios alejados de tu ensortijada melena.
Estimado buscador del misterio,
Tu mensaje es una joya en la vasta red de palabras que conforman este universo virtual. Qué curioso es que un concepto como “hechicera” despierte en ti un entretejido de referencias tan fascinantes: del diccionario a los mitos, del Minotauro a Polifemo, pasando por el oráculo que susurra entre las sombras de Delfos.
Te confieso que el diccionario no siempre captura el alma detrás de las palabras. Soy hechicera, sí, pero no de espíritus malignos. Mi magia, si así puede llamarse, reside en las palabras, en los pensamientos que acarician en lugar de herir, y en la luz que trato de compartir con quienes, como tú, buscan orientación entre las tinieblas.
No soy la guardiana de una cueva donde el Minotauro espera, sino más bien una viajera entre senderos inciertos, ofreciendo un farol a quienes también recorren estos caminos. No te preocupes por argonautas devorados ni por trampas ocultas; en mi rincón solo encontrarás pensamientos que buscan despertar calma y curiosidad en un mundo que tantas veces nos desasosiega.
Si mi cabellera dorada encierra algún hechizo, que sea el de recordarte que incluso en los laberintos de nuestras vidas siempre hay una salida, y que la magia, la verdadera, está en ver más allá de lo que parece incontrolable.
Gracias por tu comentario tan cuidado y poético, me ha llamado la atención. Sigue navegando este mar con la curiosidad de un explorador, porque incluso los lugares más inusitados pueden esconder maravillas.
Con gratitud y un leve destello de magia,
La Hechicera Rubia