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¿Existe el karma?
¿Existe el karma?

¡Ah, el karma! Esa palabra que suena como si viniera envuelta en incienso y con un fondo de cuencos tibetanos. Pero, cariño, si el universo repartiera justicia como quien reparte flyers en la calle… ¡Estaríamos todos viviendo en un musical de Disney, y no en una distopía con inflación y tráfico a las ocho de la mañana de un lunes cualquiera! Entonces… ¿Existe el karma?

El mito del “haz bien y todo te irá a pedir de boca”, “haz el bien y no mires a quién”.

Nos han criado como si la vida fuera un programa de puntos de fidelidad cósmica…

Haces el bien y te llega el bien.

¡Ohhh! Con estrellitas de confeti y chispitas de polvo de estrellas.

Te esfuerzas y éxito garantizado.

Una reina en el mundo laboral.

No molestas a nadie.

Te ganas una galleta del destino.

Y luego, ¡PAM! La realidad aparece como un examen sorpresa el viernes a última hora:

El jefe es un tirano, tu ex está de viaje en París con tu exmejor amiga, y tú… tú te preguntas si existe el karma, si está de vacaciones o si simplemente es un concepto de marketing espiritual.

Qué reconfortante es creer que si haces el bien, todo te irá bien. Y qué reconfortante es creerlo, como cuando te metes en la cama cuando hace frío y te sientes reconfortada. Pero luego creces. Y ves a personas maravillosas atravesar tragedias injustas, valer para un puesto laboral y estar en otro de categoría inferior, mientras los que sacaban menos notas están en puestos directivos, y trepando con zapatos sucios sobre cabezas limpias, cosechando premios que jamás sembraron.

¿Y si el universo fuera una ruleta?

Sí, tal vez no hay un algoritmo perfecto que calcule tus buenas acciones para luego soltarte una recompensa. Tal vez el universo es más Las Vegas que El Vaticano.

Una ruleta caótica, sin dealer justo, sin carta de reclamaciones. Y eso es duro de tragar, como el té de ortiga sin miel.

Querido lector/oyente, la vida no es un Excel de karma. No hay una hoja de cálculo universal donde se suman tus buenas acciones y luego, mágicamente, se te deposita una transferencia de felicidad. A veces, simplemente, el bien no vuelve. O al menos no vuelve como lo esperabas. Y eso no te convierte en un fracasado. Te convierte en humano.

La idea de que todo está bajo nuestro control, que somos arquitectos totales de nuestro destino, es hermosa… y peligrosa. Porque cuando algo se rompe —una relación, un sueño, un cuerpo—, creemos que fue por culpa nuestra. Que no hicimos “lo suficiente”. Que fallamos en algo invisible. Pero no siempre es así. Tanto si existe el karma como si no, no somos causa y consecuencia de todo.

La ciencia dice…

¡Ojo! No todo es azar desatado. Hay estudios que dicen que lo que llamamos “suerte” a veces es una mezcla de:

—Estar en el lugar adecuado (¡El río Tajo no es el río Amazonas!).

—Mantener una actitud receptiva.

—Estar presentes, atentos a oportunidades pequeñas.

—Tener redes de apoyo (sí, las amistades también son magia).

—Perseverancia con flexibilidad (a veces hay que cambiar de escoba, no de rumbo).

—Mantener una actitud abierta, curiosa.

Así que, aunque no controlemos los dados del universo, sí podemos elegir cómo jugamos nuestras cartas.

Es decir, no controlo la ruleta, pero estoy despierto cuando pasa cerca.

No sé si existe el karma, pero yo estoy preparado por si me toca ganar.

Porque, ¿y si el karma es más azar que justicia?

Imagina que el universo es una ruleta girando sin sentido. No premia al más justo, ni castiga al tramposo. A veces cae donde cae. Y duele, claro. Porque es duro admitir que no todo depende de nosotros.

Pero también libera. Porque si no, todo está en tus manos… y entonces, así puedes soltar un poco ese látigo con el que te castigas cada vez que las cosas salen mal.

Entonces… ¿Vale la pena portarse bien?

Esta es la gran pregunta, ¿no, mis fieles mortales?

Si hacer el bien no garantiza recompensa, ¿para qué hacerlo?

Y aquí es donde la hechicera rubia deja la varita y habla desde el corazón:

Haz el bien no porque el universo te lo deba, sino porque tú decides ser luz.

Porque aunque no recibes nada a cambio, tú sabes que actuar con bondad, con honestidad, con amor… es una forma de resistencia. De belleza. De coherencia. De amor propio. Es rebelión luminosa en un mundo que a veces se oscurece.

Una sola cerilla no cambia el universo, pero sí puede iluminar una habitación, calentar unas manos, encender una vela o prenderle fuego simbólico a todo lo que ya no te sirve. Una sola cerilla no puede calentar el mundo, pero puede evitar que tú te congeles por dentro.

Tal vez el karma no sea un sistema de justicia automática.

Tal vez la vida sea un caos disfrazado de libre albedrío.

Pero sí puedes decidir qué haces con lo que te pasa.

Puedes odiar o perdonar (eso sí, no siempre tú perdonar, que a veces la dignidad es muy importante. Si la otra persona no quiere tu perdón, allá ella).

Rendirte o reinventarte.

Amargarte o agradecer, incluso en la oscuridad.

Y eso, amiga, amigo, ser mágico en construcción, no es suerte ni castigo.

ES PODER PERSONAL.

Al final…

La vida no premia al que se esfuerza. Ni al que madruga. Ni al que es buena persona. La vida premia… al que aguanta. Al que se cae y se vuelve a levantar aunque no tenga fuerzas ni ganas.

¿Y sabéis qué?

No hay que hacer el bien esperando palmaditas. Ni portarse bien para que el universo te mande un regalito. Hacer lo que está bien porque si no, ¿quién lo va a hacer?

El karma no existe. Y si existe, seguro que está en el paro. Así que es mejor hacer las cosas bien… no porque vayas a ganar algo, sino porque dormir tranquilo… eso sí que no tiene precio.

En la entrega que ponemos, en nuestra intensidad, en nuestras ganas, en ese esfuerzo germinal que precede a las acciones que ejecutamos con la fuerza del corazón, ya hay una forma de victoria.

Por eso, si no aparece, tranquilos… no hace falta preguntarse si existe el karma.

Seguid haciendo lo correcto, aunque nadie lo vea. Porque el verdadero conjuro no es que la vida te devuelva lo que das, sino que no te conviertas en lo que el mundo te lanza.

Seguir siendo luz en medio del caos… esa es la magia poderosa.


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6 comentario en “¿Existe el karma?”
  1. Hola Hechicera Rubia,
    Me encanta el tema de hoy, el karma, , ¿que haríamos si pensáramos que no existe el karma? Aunque pensemos que no existe, siempre es la motivación que necesitamos para seguir adelante, hacer buenas acciones para tener mejor vida, esforzarnos en tener buenas amistades, buenas carreras para alcanzar nuestras metas y el karma es como nuestro resultado, para bien o para mal ¿Cuál sería la alternativa a no sentir que vamos a tener una recompensa o un castigo, sino ejecutamos bien nuestros principios y valores de la vida? ¿Que sería si no tuviéramos miedo a fracasar? Cada acción tiene su reacción, nada está predeterminado, nada está escrito de antemano, al fin y al cabo, tus decisiones van creando tu propio karma y llevándonos hacia el futuro que hemos elegido.Buena reflexión.
    Nos vemos en tu siguiente artículo!! Siempre me haces reflexionar!! 😍

    1. La hechicera Rubia te agradece, Arancha, sinceramente cada una de tus reflexiones. Tus palabras no solo resuenan, también te invitan a mirar hacia dentro. Gracias por cada uno de tus comentarios, por tu valentía al leer con el alma y responder con el corazón. Me haces reflexionar, y eso es un regalo.

  2. Me encanta cómo desmontas la idea del karma y la transformas en algo mucho más poderoso: actuar desde la coherencia y la fuerza interior, sin esperar premios mágicos. Me quedo con eso de que el verdadero premio es poder dormir con la conciencia tranquila. Gracias por escribirlo de forma tan clara y tan bonita♥️

    1. Me emociona saber que resonaste con ese pensamiento. A veces nos venden el karma como un castigo o una recompensa automática, pero yo creo que la verdadera magia está en cómo vivimos con nosotros mismos cuando nadie nos ve. Dormir con el alma en paz, sin deudas pendientes con nuestra conciencia… ese sí que es un tesoro que ningún conjuro puede igualar.
      Gracias por leerme con el corazón abierto. Que esa claridad y esa belleza que viste en mis palabras también te acompañen siempre, porque ya están dentro de ti. Con cariño y un poquito de polvo de estrellas,
      La hechicera Rubia.

  3. Buenos días, hechicera rubia.
    El karma es una creencia ancestral que sostiene que toda acción tiene una consecuencia. Según esta idea, nuestras buenas acciones generan efectos positivos en el futuro, mientras que las malas acciones traen consigo resultados negativos. Originario de las filosofías orientales como el hinduismo y el budismo, el karma no solo se refiere a castigos o recompensas, sino también al aprendizaje y evolución personal. Nos invita a actuar con responsabilidad, compasión y conciencia, entendiendo que lo que damos al mundo, de alguna forma, siempre regresa a nosotros. Así, el karma se convierte en un recordatorio de que nuestras decisiones importan y que cada gesto, por pequeño que sea, tiene un impacto.

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