8+8+8: Magia

Hoy en mi entrada de blog os quiero contar un secreto de magia, cosecha de la hechicera Rubia: el secreto 8+8+8: Magia

Dicen que un día tiene 24 horas, que el tiempo es oro y que no se recupera. Siempre nos hace avanzar, nunca retrocedemos. Y genial; si no se para antes de tiempo, eso es señal de que seguimos dando guerra. Pero aquí, entre pociones, lunares secretos y tazas de café que adivinan el futuro, la hechicera Rubia ha descubierto la fórmula mágica.

La fórmula para que no solo vivas… sino QUE BRILLES. Y es más simple de lo que crees… se llama 8+8+8: Magia.

La primera parte de la fórmula: 8 horas de trabajo con alma.

Sí, trabajar. Esa parte del día en la que nos vestimos de humanos y salimos al mundo. Trabajar no es una maldición. ¡A menos que estés en una reunión que pudo haber sido un cuervo mensajero, claro! Pero incluso en ese caso… trabaja con intención.

Trabajar paga las facturas. ¡Aleluya! Nos compra ese café caro que dice nuestro nombre mal escrito, nos permite ir al cine, o al gimnasio, o al retiro de yoga, o al centro comercial donde miramos zapatos que no necesitamos pero nos hacen sonreír. Trabajar forma parte de 8+8+8: Magia.

Y lo mejor de todo, el trabajo hace que valoremos el ocio. Porque si viviéramos todo el día en la playa, acabaríamos odiando la arena. Yo, como hechicera, doy fe: se me metió arena en el libro de hechizos y ya os puedo decir que no fue bonito.

No siempre hacemos lo que soñamos. A veces la vida nos arrebata el timón y nos deja en un empleo que no nos representa, en una oficina sin ventanas, en una tarea que no imaginamos, o en las cavernas de Mordor.

Pero escúchame, pequeño mortal: estás regalando tu vida a cada hora que pasa. Así que, aunque no sea tu lugar ideal, entrégale tu energía como si fueras protagonista de tu historia, porque lo eres.

Hazlo con propósito, hazlo con dignidad y, sobre todo, hazlo sabiendo que el universo te observa cuando pones el alma en lo cotidiano. Recuerda el dicho popular: «Se te conocerá por tu trabajo».

Trabaja con pasión, si puedes, y sino, al menos con dignidad, pero recuerda que tus ocho horas laborales no son tiempo perdido… son una inversión para el resto de tu vida. Así que sí, aunque el jefe sea un ogro con corbata o una tarea más aburrida que leer las instrucciones del microondas, hazlo con ganas.

Y luego date el gusto de hacer lo que realmente amas… gracias a ello. No es lo que haces, sino cómo lo haces… Sé bruja aunque tu trabajo sea limpiar calderos.

La segunda parte de la fórmula: 8 horas de sueño hechizante.

Dormir no es perder el tiempo. Es renacer sin morir.

Ya te oigo desde aquí, criatura nocturna, como dices: “Ya dormiré cuando esté muert@”.

¡Pues no! ¡ERROR DE CONJURO!

Porque si no duermes, te conviertes en zombi… pero sin la gracia de los efectos especiales. Y sí, estar despierto a las 3 a.m. viendo vídeos de perritos y bebés monos te da dopamina… pero también unas ojeras del tamaño de una galaxia.

Dormir bien no es pereza, es poder. El descanso profundo es como meter la mente en la lavadora mágica. Y al despertar… estás lista para reencantar al mundo.

Cuando sueñas, el alma se estira, la piel se repara y el cerebro guarda recuerdos que sinó, serían estrellas fugaces.

Dormir bien es tu escudo contra la ansiedad, la enfermedad y el caos. Así que haz de tu dormitorio un templo. Desconecta, guarda el móvil en una caja mágica (con llave, si hace falta), pon música que te abrace y déjate ir. Sin culpa, sin estrés, sin scroll infinito.

Las hechiceras también duermen, y cuando despiertan… deslumbran. Por eso, dormir también es parte del secreto 8+8+8: Magia.

La tercera parte de la fórmula: 3F, 3H y 3S. El tridente mágico.

Estas ocho horas finales son las más sagradas. Las que alimentan el alma, el cuerpo y la magia. Son la parte más importante del secreto 8+8+8: Magia. Aquí te comparto mis iniciales encantadas:

Las 3 F: Familia, fitness y fe.

Has trabajado, has dormido… ¡Y ahora llegan tus ocho horas mágicas! Las que te convierten en una hechicera imparable, una bruja luminosa, o un hombre con chispa y con GPS emocional bien calibrado.

La familia:

Cuando digo familia, no es solo la de sangre, también esas almas que te ven sin filtros. Hablo de esa tribu, ese grupo de seres mágicos (humanos o peludos) que te miran y dicen: “Aquí estoy”. 

Cuídalos, abrázales, diles «Te quiero» antes de que el día se lo lleve el viento.

Fitness:

Fitness no para ser otra persona, sino para ser tú con más energía. Baila, corre, pedalea, salta… Sí, amiga, moverse también es magia. Hacer que la sangre fluya, que el cuerpo se estire, que el sudor diga: “¡Estoy viva!”. No importa si haces yoga, boxeo o bailas reguetón con una escoba… ¡Muévete! Tu cuerpo te lo agradecerá… y tus brujerías saldrán con mejor puntería.

¡Muévete como si estuvieras viva! (Spoiler: lo estás). Los que se mueven pausadamente y con contracturas son los zombis.

Fe: 

No importa en qué creas: Dios, el universo, las energías o en que Mercurio deje de estar retrógrado. Pero cree. Cree sobre todo en Ti. Porque la fe no es mirar al cielo con una vela, es mirarte al espejo y decir: “Hechicera, hoy también puedes con esto”.

Fe en ti mism@, no solo en dioses. Fe en tu capacidad de renacer, de reinventarte, de ser luz incluso cuando se va la corriente.

Las 3 H: Habilidades, higiene y hábitos.

Habilidades:

Aprende algo, aunque sea una palabra en chino o una receta que se queme. Lo importante es mantener el fuego de la mente despierto. No hay mujer u hombre más sexy que el que aprende por gusto. Y no lo digo yo, lo dice la ciencia (o al menos una encuesta muy confiable hecha entre mis ratones).

Higiene:

Duchas con espuma, mascarillas con olor a vainilla y coco, dientes como lunas llenas. El cuerpo también es tu varita mágica; cuídalo.

Pero no solo me refiero a ducharte, que también. Hablo de higiene mental, emocional. 

Limpia tu entorno, tu bandeja de entrada y tus pensamientos tóxicos. Saca lo que no sirve… y quédate con lo que brilla.

Hábitos: 

Los que te sostienen cuando todo se cae. Pequeños rituales diarios que te dicen: «Estoy aquí, estoy viva y estoy bien».

Las brujas también tenemos rutinas. Porque la libertad verdadera no es hacer lo que quieras siempre… sino construir hábitos que te acerquen cada día a la versión más poderosa de ti misma. 

¡Haz de tus días pequeños hechizos repetidos con intención!

Las 3 S: Superación, servicio y sonrisas.

Superación:

No compitas con nadie, solo contigo mism@. Sé mejor que ayer, aunque sea un milímetro. ¿Te has caído? Todos lo hacemos. Pero, chica o chico, tú te levantas con tacones o zapatillas, corona y delineado intacto. Cada día es una nueva oportunidad de avanzar un paso más. No te compares. Supérate. A tu ritmo. Con tu estilo.

Servicio:

Ayuda, haz escucha activa.

A veces el verdadero hechizo está en hacer magia con la vida de otros.

No hay magia más bonita que ayudar. Una palabra amable, una escucha sin juicio, un favor inesperado. Servir no te hace débil. Te hace luz. 

Sonrisas:

Regálalas como si fueran polvo de luciérnagas. Hay días que no cuestan nada y cambian el universo. ¡La sonrisa es el hechizo más poderoso que tienes! No cuesta nada, ilumina todo y hasta arruga bonito. Ríete del drama, del caos, de ti misma. Las brujas felices vuelan más alto.

Conclusión 8+8+8: Magia, una vida hechizada.

Así que ya lo sabes, divide tu día en tres, pero vive cada parte con todo. Trabaja como si fueras a construir tu castillo, duerme como una princesa que no necesita príncipes y vive tus otras ocho horas como una reina que baila, ama, brilla y aprende.

Porque el secreto no está en tener más tiempo… sino en vivirlo con intención y magia.

Y al final del día… Vuelve a contar: ¿Has vivido tus 8+8+8?

Sinó, no te castigues. Las manecillas del reloj siguen girando. Mañana es otra oportunidad de encantar tu vida, el sol vuelve a salir de nuevo. Porque tú no estás aquí para sobrevivir… Estás aquí para hechizar cada hora de tu día.

Y eso…

Eso empieza ahora.

Te lo dice, La Hechicera Rubia.

Disponible en iVoox.